Thursday, July 28, 2011

¡Sofrito!


Esas cosas de la vida... La semana pasada estuve en Puerto Rico visitando a la familia. Una visita breve, divina, difícil, como suelen ser. Allí vive mi abuelita: 96 años por esta tierra, con una mente clarísima que Dios se la bendiga y una lengua bien afilada que no quiero saber de dónde la heredó. A esa edad, aunque a cualquiera, las despedidas son pesadas, cargadas de premoniciones y pesares. (¿Será esta la última?) Así llegó el momento y nos despedimos hasta la próxima, besos, abrazos y te quieros y salí con mi hija a toda prisa porque no hay tiempo rumbo al aeropuerto de San Juan. Dos horas por carretera, el tapón de la mañana, la falta de café, el cambio para el peaje, devolver el carro a la compañía de alquiler unas horas tarde, la guagua al aeropuerto, la fila de seguridad, la espera en la salida, abordar el avión, sacar las distracciones, cerrar los ojos unos minutos, dar gracias, pedir, dar gracias, y la voz del piloto que interrumpe el ritual diciendo que por dificultades mecánicas habría una demora de 45 minutos. A esta siguieron otras y a fin de cuentas, se canceló el vuelo justo cuando ya no quedaban más vuelos a EEUU.

Aunque hay peores cosas que una noche en San Juan, una noche en el aeropuerto de San Juan no es lo más placentero del mundo... En la mañana, sin embargo, dejando atrás el tedio del día anterior, tomamos la guagua tempranito hasta el viejo San Juan. (¿Cuál no sería mi sorpresa al escuchar el querido acento dominicano en cada rincón del vehículo?) Esa mañana, con la brisa marina de frente y el cafecito del quiosco de la plaza, estuvo llena de magia. Visitamos el Museo Casals con las cartas y fotos del maestro. Cuando nadie miraba, pasé las manos suavemente por las teclas del piano y aunque no salió sonido alguno, escuché yo solita el preludio de Bach que solía tocar en las mañanas antes de sentarse al violonchelo... Caminamos por las callecitas adoquinadas viendo en mi hija el deleite que recordaba haber sentido de niña. Y así, sin pensarlo, entramos en una tiendita de la calle del Cristo y allí sobre un mostrador, encontré un tesoro culinario. El libro "Sofrito: The Essence of Puerto Rican Cuisine" uno de los mejores recuerdos que puede uno llevarse de la isla.

Aquí les paso mi reseña:

SOFRITO: compendio de recetas puertorriqueñas de antaño

Denver, 27 jul (EFE).- Un libro de cocina es casi siempre una labor de amor y en el caso de "Sofrito: The Essence of Puerto Rican Cuisine" no podría ser más cierto.

La planificación y escritura del proyecto tomó 15 años, pero en realidad la historia comienza mucho antes.

Hace más de medio siglo, Blanche Gelabert, la autora del libro, era una joven recién casada en la ciudad Nueva York.

Es entonces que su suegra comienza a enseñarle a preparar los platillos típicos de Puerto Rico a los que estaba acostumbrado el paladar de su joven marido.

De familia austríaca, Blanche no sólo se había enamorado de su esposo Bill, sino también de la herencia culinaria de su familia, tan distinta a la propia.

"A mí me fascinaba la cocina puertorriqueña desde que mi suegra me enseñó a preparla hace más de 50 años", dijo Gelabert a Efe.

En la década del 70, los Gelabert deciden establecerse definitivamente en Puerto Rico.

"Cuando por fin nos mudamos con mi esposo y dos hijas al Caribe, yo sentía que ya conocía la isla por todos los cuentos intrigantes de mis suegros".

Su esposo Bill, fotógrafo de profesión, instaló su estudio en el Viejo San Juan, gran centro de interés turístico, donde posteriormente Blanche establecería un pequeño restaurante con su hija Dana.

Sin credenciales culinarias pero con gran pasión por la comida, Blanche comenzó a explorar las vastas posibilidades de la cocina local.

"Empecé a experimentar con el ron de la isla, creando recetas originales para nuestros clientes", dijo.

"Y como nos pedían las recetas, mi esposo y yo decidimos combinar nuestros talentos y pasiones por la comida y la fotografía y colaborar en un libro".

Ese primer libro fue "The Spirit of Puerto Rican Rum", publicado en 1992 con gran acogida dentro y fuera de la isla.

Pero la obra maestra de la pareja comenzaría poco después, cuando la pareja decide recorrer la isla en busca de recetas de antaño que reflejaran la esencia de la cocina criolla.

Tras años de visitas, entrevistas y tomas fotográficas, el libro que sería "Sofrito" comenzó a tomar forma.

Desafortunadamente, Bill no llegaría a ver la publicación del libro porque falleció en 2008.

Sin embargo, su lente logró capturar el sabor de la isla en las fotografías que acompañan el texto y cuya publicación Blanche le dedicara a su esposo.

"El sofrito es un componente esencial del repertorio culinario puertorriqueño", explica Gelabert.

Según la autora, ese fondo a base de ají, cebolla, ajo, tomate, cilantro, orégano y achiote es lo que distingue a la cocina puertorriqueña de la del resto del Caribe.

Como base, el sofrito no sólo le da el título al libro sino también inicia su contenido.

La primera sección está dedicada al sofrito y a los mojos tradicionales, dando paso a las frituras, sopas y asopaos de la isla.

Otras secciones destacan la elaboración de viandas, platos a base de arroz, pasteles y hallacas, asados, mariscos y postres.

La sección de postres y dulces es excepcional, ya que incluye no sólo los tradicionales, como flan y tembleque, sino también brazo gitano, pan de mallorca, dulce de batata, de malanga y de maíz y coco.

Lo interesante de las recetas es que al basarse en la elaboración casera, resultan fáciles y económicas, aunque algunas requieran el tiempo del que se disponía en la cocina de antes.

Evidentemente, en otros libros de cocina se pueden encontrar variaciones de las recetas más conocidas, como el arroz con pollo y el tradicional coquito de navidad, pero otro gran acierto de "Sofrito" es haber reunido recetas tradicionales de pueblo, como la sopa santa de Loíza y los escapularios de Corozal.

Mucho más que un libro de cocina, "Sofrito" es un compendio del folclore puertorriqueño, exquisitamente plasmado en la fotografía de Bill Gelabert.

Desde la música del cuatro y el arte del mundillo hasta las fiestas de la Calle de San Sebastián y el lenguaje del abanico, el libro expone tanto en texto como en fotografía las distintas tradiciones y puntos de interés a lo largo de la isla.

Intercalados entre las recetas aparecen también secciones dedicadas a los ingredientes tradicionales, como la yuca y la yautía, su historia y elaboración en la cocina isleña.

"Durante nuestros viajes alrededor de la isla conocimos a mucha gente maravillosa, la mayoría personas mayores que recordaban el Puerto Rico de ayer y estaban ansiosas por compartir sus tradiciones familiares y recetas con nosotros", finalizó la autora.EFE


I'm at the Dallas Kids Read festival today. Come say hello! Here are the details:

DallasKidsRead 2011, a free literary event for children, will be held Thursday, July 28 from 4-7 p.m. at the J. Erik Jonsson Dallas Central Library. The event will feature workshops, a meet and greet with several award-winning authors and illustrators as well as a book sale.

Location: J. Erik Jonsson Central Library, 2nd floor / 1515 Young Street, Dallas, TX 75201
Date:
Thursday, July 28, 2011
Time:
4-7 p.m. (come and go)
Parking:
Parking is available in the garage below the library, entrance on Wood Street

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