Thursday, November 29, 2012

¿Has visto a María?



Sandra Cisneros ha escrito una hermosa fábula ilustrada para adultos sobre la pérdida de un ser querido y la posibilidad de renovación que ofrece esta experiencia difícil.

¿Has visto a María? es un libro breve en formato ilustrado cuyo lenguaje sencillo podría fácilmente confundirlo con un libro para niños. Sin embargo, es una historia para adultos, en especial para todo aquel que haya sufrido la pérdida de un ser querido.

Traducido al español por Liliana Valenzuela, esta conmovedora historia explora los sentimientos de pérdida, duelo y recordación que la autora experimenta tras la muerte de su madre. Inspirada por hechos reales, la historia se inicia con la visita de su amiga Rosalinda, acompañada de su gata María, la cual desaparece apenas llegan a la casa de Cisneros.

Había sido un largo viaje por carretera y, según le cuenta su amiga, la gata había chillado todo el camino. Cisneros recién había perdido a su madre, experiencia que entreteje al relato desde el comienzo.

"Yo también tenía ganas de chillar y largarme", escribe. "Mi mamá había muerto unos meses antes. Yo tenía cincuenta y tres años y me sentía como una huérfana", relató.

Cisneros describe ese sentimiento de abandono y desolación como "un guante abandonado en la estación de autobuses". Pero ahora que su amiga ha perdido su adorada gata no le queda más remedio que salir de la casa donde se había refugiado durante meses y lanzarse de lleno a la búsqueda.
Las amigas recorren el vecindario de arriba a abajo, colocan volantes y les preguntan a todos si han visto a la gatita blanquinegra. La búsqueda resuena con el deseo de la autora de encontrar consuelo por su pérdida y de recibir algún tipo de respuesta al dolor que la acompaña.

La manera en que Cisneros intercala su pena es sumamente conmovedora, como cuando pasan por una casa donde afuera se mecía una mujer tejiendo algo morado. La autora recuerda que su madre solía tejer unas bufandas muy feas "que nadie se quería poner".

"En ese momento quise tener una de esas bufandas feas, y la nariz me empezó a cosquillear", escribe.

A medida que avanza la búsqueda, vamos recorriendo el vecindario de Cisneros, un entorno verdaderamente diverso tanto en arquitectura como en herencia cultural.

Según la autora, parte de lo que se había propuesto con este libro era también dar a conocer su barrio en San Antonio (Texas), un lugar que muchos asocian exclusivamente con sus mansiones históricas sin apreciar las otras casas más modestas y pintorescas que comparten la zona. Cisneros contactó a su amiga la pintora chicana Ester Hernández para que participara con ella en el proyecto de ilustrar el vecindario donde la historia toma lugar. Hernández captura con su pincel la riqueza visual del vecindario, con sus personajes típicos, el pastor, la viuda, las niñas colgando de un columpio y también los excéntricos de extraña vestimenta y los que se niegan a abrir la puerta. Las ilustraciones parecen contar una historia paralela, la del vecindario y cómo todas estas personas, por el mero hecho de estar allí, ayudan a que la autora supere su pérdida, aunque ni siquiera lo sepan.

Este hermoso libro revela lo imperecedero del amor y la capacidad de renacer que esconde cada pérdida.

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