Thursday, June 13, 2013

Metonimia

Metonymy de la editorial de arte Prestel explora la obra de la aclamada artista plástica española Cristina Iglesias y su popular retrospectiva "Metonimia". Este libro-catálogo recoge las obras más significativas de la exposición que recién culminó Iglesias en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.  El libro incluye también fotografías de su obra "in situ" de 1992 a 2012, mostrando la evolución de la artista en sus más de tres décadas de producción escultórica.

Publicado en gran formato de arte, "Metonymy" explora el universo artístico de Iglesias mediante fotografías y ensayos interpretativos. El libro comparte el título de la muestra, conferido por la curadora Lynne Cooke para evocar un universo de interpretaciones que parten de una relación semántica entre objeto e idea. A lo largo del mismo se puede apreciar la presencia de elementos naturales, como el agua, la piedra o las plantas, desplegados en planos nuevos para suscitar la reflexión.


Russell Ferguson, catedrático de arte en la universidad de California Los Ángeles, contribuyó el ensayo inicial, dedicado a la función del agua en el arte de Iglesias. Para un escultor, señala Ferguson, el agua como medio artístico parecería el medio menos prometedor. Sin embargo, añade, Iglesias logra manipular este elemento que muchos considerarían como la "antítesis" de la escultura por su resistencia a la forma estática. El contraste entre solidez y fluidez ha sido, según Ferguson, una constante en la obra de Iglesias, evidente en sus muros a través de los cuales pasa la luz, y a veces el agua.

Ferguson cita la obra "Estancias sumergidas", una escultura compuesta de paredes-celosías que exponen un textos y que fue sumergida en 2010 en la Bahía de Candelero de Baja California Sur, en México. La obra fue diseñada para ser transformada por la naturaleza hasta eventualmente ser cubierta completamente por la vegetación marina.


Aunque con el tiempo el arte se vuelva invisible, Ferguson señala que su presencia continuará siendo sentida aunque no pueda ser observada. Uno de los retos del libro es documentar una obra de grandes dimensiones que evoca un espacio abierto adentro del entorno cerrado del museo. Esto se logra, sin embargo, mediante fotografías de ésta y otras muestras, en las que se pueden observar las piezas de distintos ángulos y, en ocasiones, con algún espectador como referencia.

Un ejemplo notable es la serie de corredores suspendidos fotografiada en distintos entornos para exponer el contraste entre luz y sombra que los paneles crean.

Compuestos por celosías a patrones geométricos, los paneles de estos corredores están suspendidos del techo creando una sensación de apertura y luminosidad en una construcción típica de la celda. Iglesias explora la construcción laberíntica en espacios como éste, en los que el espectador puede ingresar, observar y ser observado. Aunque esta experiencia se pierda para el lector, la fotografía y el texto compensan lo suficiente como para evocar una multiplicidad de interpretaciones.

El conjunto de catálogo visual y ensayos interpretativos de la obra de Iglesias que "Metonymy" recoge promete presentar esta importante obra a una nueva generación de amantes del arte en EE.UU., quizás demasiado jóvenes para recordar su muestra en el Museo Guggenheim de Nueva York en 1997.
(METONYMY. Cristina Iglesias. Prestel. 243 páginas).

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