Denver, 15 jun (EFE).- La novela de Tim Hernández, "Breathing, In Dust", recrea el mundo sórdido en el que viven los inmigrantes que trabajan la tierra en California.
Galardonada con el premio Aztlán, la novela es un relato de violencia y supervivencia, de pobreza y esperanza, que retrata los retos de las familias que cosechan una de los tierras más fértiles del país y cuyas vidas, paradójicamente, están marcadas por el hambre y la necesidad.
"Breathing" se centra en torno a la vida en Catela, un pueblo imaginado que contiene todos los detalles reconocibles de muchos otros como éste.
La novela está compuesta por 20 historias cortas entrelazadas mediante las cuales llegamos a conocer a los personajes que habitan Catela.
Por medio de Tlaloc (o Loc) el personaje principal conocemos a un grupo de jóvenes que se las arregla para sobrevivir en un entorno difícil, de pobreza y violencia.
Es un mundo sórdido en el que crecen estos chicos, rodeados de drogas, padres ausentes, persecución, alcoholismo, pero también belleza y poesía.
Hernández creció en el valle de San Joaquín en el seno de una familia inmigrante.
Sus recuerdos de infancia están llenos de historias maravillosas y reales que le contaban sus padres y familiares.
"De niño mis padres me leían mucho", dijo el autor a Efe.
"Mi mamá era una verdadera actriz al leer", recuerda, "cambiaba la voz según los personajes y hacía que las historias cobraran vida".
En los largos viajes por carretera, sus padres contaban historias que habían presenciado o escuchado y éstas se fueron convirtiendo en la materia prima que Hernández utilizaría en su escritura creativa.
Durante sus años de secundaria, Hernández encontró en el arte visual el medio que buscaba para expresar las observaciones y preocupaciones que le acechaban.
Más adelante, Hernández se dedicó al arte muralista y eventualmente, comenzó a incorporar elementos del performance en sus creaciones, lo cual le ha llevado a escenarios tan destacados como el Getty en Los Angeles y el Centro Literario Loft en Minneapolis.
"En el fondo, lo que me gusta es contar historias", expresó.
Y es precisamente aquí donde se encuentra la magia de su novela.
"Breathing" es un relato difícil de leer. Hernández describe la violencia sin matizarla, capturando en esa crudeza una semilla de esperanza que, desafortunadamente, en muchos casos no tiene la oportunidad de germinar.
A pesar de lo extremo que resultan algunos de los relatos, nunca dejan de ser verosímiles, quizás por hallarse tan cerca de la experiencia vivida.
"Trato de ser honesto en todo lo que escribo", añade, "que la escritura esté lo más cercano posible a la experiencia".
Hernández aclara al final de la novela que sólo los detalles más efímeros, pero los más creíbles, son los que han sido inventados, el resto por más inverosímil y extremo que parezca, es real.
En una de las historias más logradas, Hernández presenta en escenas, como en una obra de teatro, el conflicto entre una pareja.
Del amor inicial del que nace una niña, a la violencia familiar y las disputas legales de custodia, al alcoholismo que lleva el relato a su trágica conclusión, en pocas páginas Hernández logra incluir todo lo que el lector necesita para conocer la tragedia.
El relato revela la formación poética de Hernández, autor del poemario "Skin Tax" bien recibido por la crítica.
A pesar de la sordidez de "Breathing", el relato no está desprovisto de belleza; su construcción es poética, precisa y sugerente, porque, como asegura el autor, "en la oscuridad se esconde la belleza".
(BREATHING, IN DUST. Tim Hernández. Américas Series. Texas Tech University Press. 178 páginas).EFE
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