El nuevo libro de relatos cortos Sam no es mi tío recoge crónicas de 24 destacados escritores latinoamericanos en las que se plasma su visión, real o imaginada, de la vida diaria en Estados Unidos.
Editada por Ailen El-Kadi y Diego Fonseca, la antología ofrece una muestra variada, tanto geográfica como temática, de la experiencia inmigrante.
Críticos, irónicos, humorísticos e inspiradores, estos relatos retratan la presencia latina dentro y fuera de los grandes centros latinos del país, destacando sus diversas realidades.
Según los editores, el proyecto nació al reconocer las contradicciones que marcan el diario vivir de los inmigrantes latinos en EE.UU.
“Estas crónicas son los relatos de nuestra microhistoria americana contemporánea”, declaran en la introducción al volumen.
Si bien la extensión del territorio americano y la diversidad de las experiencias que alberga es algo que resalta tras la lectura del conjunto, algunas crónicas se enfocan precisamente en el consuelo hospitalario que provee esa inmensidad.
En “Aquí está bien”, el peruano Daniel Alarcón relata su encuentro con un inmigrante indocumentado en East Oakland, California, a quien, después de una semana laboral, le niegan el pago prometido por su trabajo.
Recién llegado él mismo a la ciudad, Alarcón no tiene más que ofrecerle que una cerveza y un aventón al lugar donde se hospeda el desconocido.
Al llevarlo, se da cuenta que ninguno de los dos sabe con certeza adonde se dirige, ni lo que les deparará el destino en este inmenso país.
El recuerdo de ese encuentro le sirve a Alarcón como punto de partida para reflexionar sobre la extensión del país y la diversidad de la experiencia migrante.
A pesar de los elementos xenófobos y racistas que puedan haber marcado la experiencia inmigrante, el territorio, en su inmensidad, se describe como acogedor, ya que le permite al inmigrante la posibilidad de adaptar los recuerdos de su tierra al nuevo entorno.
En lugar del mítico melting pot, en esta crónica Alarcón nos ofrece una nueva imagen de este país de contrastes: un mural del Cañón del Colorado que vio en un restaurante tailandés del oeste al que los nuevos dueños le habían añadido dragones y templos budistas.
El 11 de septiembre aparece en varios de los relatos como un evento que define los temores de una era, como es el caso de “Terror” del brasileño João Paulo Cuenca, donde el ataque terrorista sirve como telón de fondo.
Escrito en formato teatral, el texto presenta a unos amantes en el extranjero que después de una noche de placer, despiertan con las noticias del ataque a las Torres Gemelas en la televisión.
Impactada al ver la tragedia que se despliega “en vivo” sobre su ciudad de residencia, la mujer se pregunta si su esposo habría perecido en el ataque.
“I am magical” del mexicano Yuri Herrera ofrece una perspectiva diferente al terror que arropó a EE.UU. en 2001.
Residente en El Paso, Texas, al momento del ataque, Herrera describe la aparente indiferencia hacia los hechos entre los latinos de la ciudad como una “independencia de criterio”, lo cual les permite observar sin inmiscuirse en los extremos patrióticos y xenófobos que parecían promover los medios comunicativos.
Otra crónica que se destaca por su sencillez de observación es “Buenos Aires, Alabama” del boliviano Edmundo Paz Soldán.
Allí recuenta su llegada a EE.UU. tras haber recibido una beca deportiva que ni siquiera había solicitado.
En vista de la oportunidad que se le presenta, el autor recuerda haber abandonado sus estudios en Buenos Aires para ingresar en el equipo de futbol de una universidad menor en el estado de Alabama.
Al llegar, sin embargo, le sorprende la indiferencia de la mayoría de los estadounidenses hacia ese deporte mayor en Latinoamérica, y reflexiona: “¡Qué país tan rico y poderoso, capaz de dar tremendas becas a jugadores de un deporte que no interesa!”
Con la intervención del tiempo, los amigos, un buen profesor y el amor, su actitud nostálgica y crítica de recién llegado, se va tornando más afable y comienza a descubrir las posibilidades que alberga esta extraña nación.
(SAM NO ES MI TÍO: veinticuatro crónicas migrantes y un sueño americano. Alfaguara. 304 páginas).
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