El poeta Carlos Contreras explora las prisiones físicas,
emocionales y espirituales en su reciente poemario "Time Served"
(Tiempo cumplido).
Contreras, nacido en Albuquerque, comenzó a escribir poesía
cuando tenía 17 años, descubriendo en el verso una manera de canalizar
ansiedades y retos.
Desde entonces se ha destacado no solo en el verso escrito,
sino también como declamador en el ámbito de la poesía slam.
Su experiencia como campeón de slam le infunde una cierta
oralidad a la poesía de Contreras, destacando el carácter narrativo de sus
textos sin sacrificar los elementos líricos.
Contreras despliega imágenes vívidas de la vida diaria y la
cultura popular, escritas en un lenguaje escueto y coloquial, lo cual favorece
la lectura dramática del texto.
La colección mezcla poemas en verso y pasajes narrativos que
el poeta concibió con la representación en mente.
Tras su publicación en abril, Contreras ha representado el
texto como monólogo poético en varios escenarios de su natal Albuquerque.
La primera parte del libro, titulada "Invencible",
está dedicada a la experiencia de su padre como soldado durante la guerra de
Vietnam.
Contreras se considera heredero directo del conflicto ya
que, según afirma, el trastorno de estrés postraumático marcó su vida familiar
durante su infancia y adolescencia.
"Debí haber sentido y heredado algunas de sus
ansiedades, porque de vez en cuando siento un poco de mi padre dentro de
mí", confiesa Contreras en el prólogo.
"Es como si algo dentro de mí provocara el mismo
dolor", escribe. "El dolor mi padre, mi padre invencible".
Los poemas de esta primera parte entremezclan recuerdos de
la infancia y adolescencia del poeta con los de su padre como soldado de 18
años tratando de sobrevivir el infierno de las selvas de Vietnam.
En el poema "Alone" (Solo) Contreras se remonta a
un recuerdo de adolescencia: la advertencia de su padre de nunca dejar el auto
sin gasolina porque si se quedaba a mitad de camino, su padre no lo iría a
recoger.
El recuerdo se yuxtapone a uno ajeno, el de su padre, quien
pasaría una noche solo con su arma en la selva, habiéndose quedado sin gasolina
y bajo órdenes de nunca abandonar el vehículo.
La segunda parte del libro recoge la experiencia de poetas
encarcelados. Durante cinco años, Contreras se desempeñó como maestro de inglés
y de escritura para adultos detenidos en el penal metropolitano de Albuquerque.
Esa experiencia se traduce en versos que cuestionan los
múltiples significados de la libertad y del tiempo y cómo transcurren dentro y
fuera del presidio.
Los poemas de esta segunda parte son más escuetos en
lenguaje y más desgarradores en contenido. La esperanza intenta colarse entre
los versos, como la luz entre las rendijas de una celda.
El poema "Dream Deferred" (Sueño pospuesto)
imagina la salida, cuando la luz de afuera parecería un "caleidoscopio de
esperanzas".
Los 22 poemas de "Tiempo cumplido" exploran cabalmente las múltiples interpretaciones del verbo
"cumplir", sea por necesidad, deber o condena.
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