Lucha Corpi en breve plática con Xánath Caraza
LC: Xánath, eres autora de varias colecciones de poesía. Acaba de salir al público tu excelente nueva colección Donde la luz es violeta [2016], la cual es en varios aspectos muy diferente a tus otras colecciones. Me intriga saber
1)
¿Cuáles fueron las
razones o circunstancias que te llevaron a una estancia de casi tres meses en la
ciudad de Venecia en Italia?
XC: Tuve la fortuna de pasar el verano de 2015 en
Italia, principalmente en Venecia y en la isla de Murano. Agradezco la invitación al Festival
Internacional de Venecia La palabra en el
mundo, la palabra como acción de paz
y, así mismo, la participación en el Festival
de Virgilio en Mantúa, Lombardía.
Tuve la gran oportunidad de presentar mi poemario Sílabas de viento / Syllables
of Wind en el Instituto Cervantes de Roma y de asistir en Salerno a 100 Thousand Poets for Change World
Conference. No menos agradecida
estoy por las presentaciones con Proyecto
Siete Lunas de Venecia donde he sido editora invitada.
Fue un verano caluroso y amable pero sobre todo me sorprendí gratamente cómo recibieron mi poesía en Italia. Lo pude observar al terminar las presentaciones en los festivales y por las oportunidades que se me fueron ofreciendo, como la traducción al italiano de mi poemario Sílabas de viento / Le sillabe del vento por Zingonia Zingone que será publicado por Gilgamesh Edizioni en junio de 2017 en una versión bilingüe, español e italiano. Me hicieron dos grabaciones de voz, una por parte de la Universidad de Ca’Foscari en Venecia, hecha por el Dr. Mistrorigo del departamento de Filosofía y Bienes Culturales. El otro proyecto de archivo de voz se llama Blind Spot, también de Venecia, creación de Debra Werblud, en el cual participamos poetas de diferentes países enfocados en lo social. Me siento honrada por la invitación, se los agradezco mucho, de todo corazón.
2)
¿De qué manera
influyeron esas circunstancias tu producción poética en cuanto a Donde la luz es violeta?
XC: No me di
cuenta qué tan benéfico había sido el viaje en Italia hasta que regresé a los
Estados Unidos y empecé a procesarlo. Siento como si se me hubiera quitado un
peso de encima porque conviví con muchos poetas y, por otro lado, leí muchísima
poesía italiana en italiano. Para mí fue un reto porque yo quería leer en
italiano, adentrarme en la poesía y eso me reconectó con cosas que yo hacía
pero que las tenía relegadas. Creo que el viaje me reabrió canales que tenía
casi olvidados; por otro lado, me limpió de una parte de 2014- 2015 que fue tan
difícil para mí.
La seguridad en Venecia me sorprendió gratamente.
Entrada la noche y sola salía de la casa de algunos amigos poetas, caminaba
hasta Fondamente Nove a tomar mi vaporetto, atravesaba la laguna para llegar a
Murano y caminaba sin ningún problema. Esa libertad la agradecí y sigo
agradeciendo. Se lo he dicho a varios amigos para que entiendan la felicidad
que me daba poder caminar sola en el laberinto que es Venecia a media noche.
¡Eso fue maravilloso! Ese sentimiento de seguridad, esa sensación de que nadie
me iba a tocar y de que estuve ahí para escribir fue un regalo. Yo fui a
Venecia para escribir, para aprender lo que estaban haciendo otros poetas y
para leer poesía italiana.
Aunque tuve la fortuna de haber ido a Italia a
varios festivales de poesía, reitero, también fui para escribir. Escribí, entre otras cosas Donde la luz es violeta. Haber escrito este poemario ha sido como
quitarme un peso de encima. Comencé a escribir desde el primer día que llegué y
el último poema lo escribí subida en el avión.
Hay en este poemario noventa y cinco poemas en total.
LC: Hace
muchos años, el poeta Gary Soto me hizo una observación en cuanto a mi manera
de pensar al organizar un poemario. En ese momento, tenía yo como sesenta diversos
poemas y sus traducciones y me ocupaba en buscar la mejor manera de organizarlos
orgánicamente en una colección. –Escribe poemas con la idea de que van a ser parte
de un tema, de un libro. Piensa en términos de libros –me sugirió Gary. Esto no tenía sentido para mí en ese tiempo.
Perseguía las obsesiones de la conciencia, de los sentidos, o del corazón y
obedecía a los duendes cuando llegaban
a pellizcar. Hasta la fecha, en esa onda puedo escribir obsesivamente sobre un
tema unificador. Pero eso no quiere decir que todos esos poemas estén bien
logrados o sean de mayor importancia. En ese caso escojo los mejores, los
cuales van a ser parte de una colección en algún momento. Los que quedan van ya
sea al “baúl negro” a esperar que haya en mi lo que necesitan, o bien arden en la
chimenea.
Díme, Xánath, en general
3)
¿Hay método en tu
locura? ¿Escribes diariamente lo que se te ocurre y sigues esa veta día a día a
donde te lleve? O, ¿Dejas que lleguen los
duendes y te den pellizcos en el corazón o la conciencia para empezar?
XC: Mi locura es diaria. Escribo todos los días. En casos específicos, como en Donde la luz es violeta, dejo que el
tema de los poemas sea diferente; siendo el viaje mismo, el proceso creativo y
la secuencia cronológica de los poemas el hilo conductor. En otros poemarios me enfoco en un tema, como
en mi próximo poemario, Lágrima roja
(Editorial Nazarí, 2017). Lágrima roja es un poemario de brillo oscuro pero
necesario ya que se enfoca en una preocupación personal, la grave situación que
viven las mujeres en México, las desparecidas, mutilas, muertas, violadas. Es un documento lírico sobre los
feminicidios, solidario y doloroso.
LC: Escribes poesía
y cuento en su mayoría en español y en náhuatl, ambos propios de la cultura
mexicana en su diversidad lingüística.
Sandra Kingery los traduce diestramente al inglés, aunque tú manejas el
inglés muy bien, y se nota, de hecho, que posiblemente lo hablas desde pequeña.
Así, dime
4)
¿Has escrito
poesía o cuento en inglés también? ¿Por qué sí o no?
XC: Hace tiempo
decidí escribir de manera creativa en español y después traducir mi trabajo o
que alguien más lo hiciera. Si escribo
un ensayo, artículo o columna, muchas veces lo hago directamente en
inglés. Para mi escritura creativa, por
elección propia, lo hago en español, lo edito y después, en la mayor parte de
los casos, Sandra Kingery hace las traducciones. Me siento muy a gusto trabajando con ella.
Tengo algunos
poemas escritos directamente en inglés, como “Kansas City” de mi poemario Ocelocíhuatl (Mouthfeel Press,
2015). Tengo un microrrelato, “Cuando
pasa la iguana”, que escribí en español, lo traduje a inglés; luego el editor
de una revista donde lo publiqué, quien no leía español, me pidió correcciones,
lo hice directamente en inglés y después corregí la versión en español. Sinceramente, no estoy segura si eso
significa que su versión original fue en español. Quiero seguir pensando que escribo de manera
creativa en español.
Susurros en la atmósfera
Polvo de
oro cubre el agua
de Venecia esta
mañana.
Las
gaviotas no se han
fijado en
mí.
Hace frío
en esta barca
a la
deriva.
El viento
salvaje de la laguna
corre por
doquier,
alborota mi
pelo negro.
Voy en
busca de Marco Polo, su fantasma.
Los ecos de
sus pasos encerrados
en este áureo
sendero me llaman.
Los
caracteres negros de Il Milione
enclaustrados
en las páginas.
Milenaria
memoria frente a mí,
los dedos
crecen.
Nadie sabe
que soy coleccionista
de palabras,
de susurros en la atmósfera,
de sonidos
acuáticos, de pasiones contenidas
en
caracolas y bivalvos
de estas
mezcladas aguas de Venecia,
de los
secretos más íntimos, de besos robados.
Soy poeta
en esta barca a la deriva:
la nave de
los locos, quiero pensar.
Prisionera
de Cronos en este dorado laberinto de agua.
Oro líquido
es el agua de Venecia esta mañana.
Ulula,
viento mi canto, llévalo al fondo del mar
junto con
mis lágrimas.
Esta entrevista fue
originalmente publicada en Somos en escrito en 2016.
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