Thursday, November 15, 2012

Una misma noche




La novela Una misma noche de Leopoldo Brizuela, además de una narración intrigante y perturbadora, es una reflexión sobre los mecanismos del terror y la complicidad del miedo.

Galardonada con el Premio Alfaguara 2012, la novela explora la marca persistente del trauma en quienes presenciaron las atrocidades de la última dictadura militar en Argentina.

La historia se narra a dos tiempos, desde el presente de la narración en 2010 y desde los recuerdos del pasado entre 1976 y 1977, los primeros y más brutales años de la dictadura.

El narrador, Leonardo Bazán, es un escritor platense, como el autor, que una madrugada presencia algo fuera de lo común: un hombre sospechoso en estado de alerta y una patrulla de la policía científica a unos tres metros de su habitación.

Al atar cabos con lo que le cuentan los vecinos, se da cuenta de que había sido testigo de un asalto en la casa de al lado, la misma donde en 1976 había presenciado de niño un episodio brutal que lo marcaría para siempre.

El texto describe el terror que se queda grabado en el recuerdo y que los hechos del presente sacan inesperadamente de lo profundo para volverlos a vivir.

Los relatos del pasado nos remontan a los años de las mudanzas furtivas, tiroteos nocturnos, estallidos que vuelan casas enteras y personas que desaparecen sin dejar rastro.

Sin emoción anota en su cuaderno el recuerdo de cómo él y sus amigos hurgaban en los escombros de la casa vecina, destruida por un estallido, para ver qué podían rescatar.

"La obscena tentación de los bienes del prófugo", escribe, haciéndonos pensar desde la inocencia de los niños, en la apropiación de bienes de los desaparecidos que tomó lugar por parte de los mismos secuestradores.

Brizuela no escatima en detalles en las descripciones del terror.

"Calle 17 y 532. Una embarazada aparece acribillada y queda allí tendida, casi veinticuatro horas, entorpeciendo el tránsito, rodeada de soldados que cuidan el espectáculo a modo de advertencia", escribe. Mediante estas anotaciones del recuerdo, Bazán trata de armar la historia de cuando entraron en la casa de la familia Kuperman, los judíos de al lado.

Reconoce, sin embargo, su incapacidad de reconstruir lo acontecido porque el día en que entraron a su propia casa a interrogar a sus padres, él, nervioso y confundido, se había sentado a tocar el piano. Presume, sin embargo, que su familia negoció esa noche, cambiando su suerte por la de los vecinos. La vecina Diana Kuperman desaparece y meses más tarde, para la sorpresa de todos, reaparece después de haber sido secuestrada y torturada.

Años más tarde, el narrador recibe copia de la declaración de Kuperman durante los Juicios de la Verdad y los detalles le abren la puerta al recuerdo.

Es así cómo se va construyendo la historia, no solo la del personaje, sino la colectiva de aquellos años: de retazos de experiencias vividas, testimonios leídos e historias escuchadas.

Cada intento de darles coherencia a estos fragmentos conlleva la posibilidad de caer en la ficción.
A lo largo del relato, Bazán se pregunta una y otra vez, qué hubiese dicho si lo hubiesen llamado a declarar.

Pese a sus muchos apuntes, es evidente que nunca sería capaz de hacerlo.

En esta ambiciosa e intrigante novela, Brizuela aborda temas como el peso del sobreviviente, la complicidad del silencio, el antisemitismo, el abuso del poder, y la imposibilidad de dar un testimonio coherente y verificable.

(UNA MISMA NOCHE. Leopoldo Brizuela. Alfaguara. 272 páginas)

1 comment:

Lupa Sívori said...

Hola! A mi sinceramente el libro me pareció infumable. Denso y aburrido, y no tiene ninguno de los elementos del "thriller".

Verdaderamente una decepción, el tenía mucha fe. Justamente armé una nota al respecto en mi blog de literatura. Los invito a darse una vuelta para comentar, sugerir y opinar:

http://viajarleyendo451.blogspot.com.ar/2012/12/una-misma-noche-novela-2012.html

Saludos!!

Luciano // www.facebook.com/sivoriluciano.