Taco USA, el nuevo libro de Gustavo Arellano, explora los orígenes y sabores de lo que se considera cocina mexicana de Estados Unidos.
Autor de la popular columna semanal Ask a Mexican (Pregúntale a un mexicano), Arellano se ha distinguido por su estilo ingenioso y coloquial para informar a los lectores sobre la cultura mexicana y retarlos a que reevalúen sus ideas preconcebidas sobre la misma.
Con más de 2 millones de lectores en 39 periódicos estadounidenses, el alcance de la columna de Arellano es considerable, lo cual manifiesta un interés en lo mexicano aunque a menudo parta del prejuicio y la ignorancia.
En su nuevo libro, Arellano expone una vez más la ironía de esa obsesión de los estadounidenses con los sabores tradicionales de México y la aversión que muchos de ellos manifiestan hacia las costumbres y valores del pueblo vecino.
Una experiencia significativa para Arellano fue cuando le invitaron a debatir sobre la inmigración junto al líder conservador Tom Tancredo, exrepresentante republicano por Colorado.
Arellano cuenta que antes del debate, se sentaron a la mesa de un conocido restaurante mexicano de Denver, el Noa Noa, donde el político saboreó un plato de tamales de puerco con chile verde.
“Tancredo se despachó el plato, riendo y hablando entre bocados, abasteciéndose en preparación para condenar a la misma cultura que lo acababa de alimentar”, recuerda.
Un año después del debate, cuenta Arellano, solo podía recordar algunos de los puntos menores del debate, sin embargo, la sonrisa de Tancredo inducida por el sabor de los tamales se le había quedado grabada para siempre.
“A Tom Tancredo puede que no le agraden los mexicanos, pero definitivamente le encanta su comida”, asegura el autor.
Arellano aprovecha esta anécdota para explorar el apetito insaciable del pueblo anglosajón por la comida mexicana, un gusto que, según el autor, se remonta hacia principios de siglo XIX.
El autor mezcla su historia personal en el relato, como hijo de inmigrantes mexicanos, uno de ellos incluso había cruzado la frontera sin documentos.
Estos detalles le dan profundidad a la narración, ya que pronto nos damos cuenta de que lo que se ofrece cruza fácilmente de la historia gastronómica al comentario social.
Arellano explica que lo que la mayoría de la gente en Estados Unidos considera como comida mexicana – burritos, doritos y nachos – se inventó o se transformó al lado norte de la frontera.
Desde las fajitas hasta las margaritas congeladas evidencian la transformación de sabores mexicanos con elementos foráneos que implican la creación de una nueva cocina.
La comida mexicana de EE.UU. vive en variantes, como la Tex-Mex que tiene más en común con la del norte de México por su proximidad a la frontera y las reelaboraciones de platillos servidos cubiertos con salsa de chile verde en Colorado.
Otras variantes han despertado el desprecio de aficionados a la cocina mexicana, quienes basan su crítica en el criterio de la autenticidad.
Poner tanto énfasis en el criterio de la autenticidad, según Arellano, refleja una actitud elitista y desaprovecha la oportunidad para establecer las líneas de contacto social que la comida demuestra.
El autor, quien confiesa que su afición por la comida se limita a la degustación y no a la cocina, se deleita con creaciones novedosas cubiertas de queso derretido y con la combinación de sabores a veces inesperada de los burritos con hamburguesas y los tacos coreanos.
Taco USA se basa en una investigación exhaustiva que ofrece la historia de muchos de los platos considerados mexicanos en EE.UU., pero que hoy día forman parte del paladar estadounidense tanto como los hotdogs y las hamburguesas.
TACO USA: How Mexican Food Conquered America. Simon & Schuster. 320 páginas.
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