La periodista dominicana Raquel Cepeda explora lo que
significa ser latina en su libro de memorias "Bird of Paradise". Recién publicado por el sello Atria de Simon & Schuster,
el libro combina elementos de la narrativa personal, la etnografía y la
genética.
Cepeda no cabe cómodamente bajo ninguna de las definiciones
raciales o étnicas que se le ofrecen como opciones de identidad. Según ella, le han preguntado si es andaluza, turca,
marroquí, israelí, brasileña, palestina, o simplemente biracial.
"Me han confundido con ser de todo menos lo que soy:
dominicana", escribe.
Este libro es el resultado de una búsqueda intensa por
descubrir su identidad racial y, de paso, iluminar el pasado de su familia,
tanto el inmediato como el ancestral.
Primogénita de una joven pareja dominicana, Cepeda nació en
la ciudad de Nueva York entre los sonidos, sabores y colores del barrio latino
de Washington Heights. El libro, sin embargo, se inicia con la historia de sus
padres, quiénes eran, cómo se conocieron y cómo terminaron siendo los padres
indiferentes y abusivos que la narradora nos presenta a lo largo de la
narración. Tras el divorcio de sus padres, Cepeda crece en un ambiente
inestable, entre la isla, la casa de su madre y su padre exigente y abusivo,
una larga lista medios hermanos y sin el sentimiento de ser apreciada o
querida. La joven se refugia en el tenis y en el piano clásico,
intereses fomentados por su padre que culturalmente se han asociado con la
cultura blanca.
En su adolescencia, Cepeda descubre en la cultura hiphop un
lugar adonde por fin puede pertenecer y ser aceptada sin tener que justificarse
constantemente. Sin embargo, el vacío de no conocer plenamente su historia
la lanza en una búsqueda en la cual sus padres no quieren o no pueden
participar. Cepeda recurre entonces a la genética para intentar explicar
el calidoscopio de su identidad. Cepeda convence a su padre y otros familiares a que
participen junto a ella en la prueba genética, lo cual hacen sin mucho interés. Sin embargo, a medida que los resultados llegan, el interés
crece al formarse un retrato complejísimo de la identidad racial de esta
familia dominicana.
Parte indígena, africana, irlandesa, semita... cada
resultado parece abrir una ruta diferente en la travesía de la autora. Cepeda comparte cada resultado con su familia, buscando
reacciones e historias que puedan expandir su interpretación de los datos. En una ocasión, Cepeda cita a su padre en un restaurante
para darle la noticia que su abuela materna tenía raíces en África central. Su padre le responde con una de las líneas más memorables
del libro:
"Yo sabía que no ibas a parar hasta que me situaras en
Matanga," le dice. "Parece que es cierto lo que dicen: somos una
mescolanza".
Al final, Cepeda encuentra en la identidad latina un espacio
que reconoce los elementos de esa mezcla a la que alude instintivamente su
padre.
Aunque la promesa de un conocimiento apoyado en la ciencia
resulta novedosa, la intensa búsqueda que se narra en el libro de Cepeda
sugiere que hay algo mucho más profundo que la impulsa.
Desafortunadamente, la narración no llega a establecer lo
que es. Podría, sin embargo, interpretarse poéticamente la búsqueda
de la identidad como algo que, por necesidad, ha de quedar inconcluso.
Al final, podría decirse que no importa lo que revele la
ciencia, la identidad depende más de qué elementos de nuestra historia
aprendemos a valorar y qué actitudes nos enseñaron a descartar aquellos que
dejamos de lado.
(BIRD OF PARADISE. Raquel Cepeda. Atria. 315 páginas).
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