Xánath Caraza
Leyendo poesía en voz alta, a workshop organized by El Ágora de la Ciudad was
held in Xalapa, Veracruz, México on January 12 and 13. Today I share with La Bloga readers part
of this experience and some examples of the poems and short stories that participants
wrote during el taller. Viva la poesía!
Nadie es ajeno a la violencia que existe en México. Directa o indirectamente muchos hemos sido
afectados por ésta. Esta trágica
situación no le resta a la belleza de la gente mexicana y su gran espíritu de
lucha, sobrevivencia y creatividad.
Grandes eventos suceden en esa tierra mítica y contemporánea, llena de
contrastes y que muchos llevamos grabada en el corazón.
Tuve la fortuna de estar en la ciudad de Xalapa, Veracruz recientemente
y de compartir un poco de lo que hago con jóvenes y grandes en El Ágora de la
Ciudad con el taller Leyendo poesía en
voz alta. El Ágora de la Ciudad es
como un pulmón de cultura y un lugar seguro para muchos xalapeños. Constantemente se ofrecen talleres de
lectura, arte, teatro y música casi siempre gratuitos, para niños, jóvenes y
grandes.
Ciclos de cine, muestras de teatro, conciertos de música y una serie
literaria, Palabra de autor, en la cual he tenido la fortuna de participar un
par de veces, recientemente para la presentación de Ocelocíhuatl, son también parte de las múltiples actividades que se
organizan en El Ágora. Esto es el
resultado de todo un equipo de trabajo, coordinado por el Maestro V. H. Vásquez-Rentería,
a quien felicito por su gran compromiso con el arte, la música, la literatura y
sobre todo por hacerlo accesible a todos los que se acercan a esta isla de
cultura.
Xánath Caraza, Claudia Domínguez, V. H. Vásquez-Rentería
|
Leyendo poesía en voz alta: el taller
La idea era compartir cómo leer poesía a quienes quisieran acercarse los
días 12 y 13 de enero. Grata sorpresa me
llevé al llegar el primer día y ver casa llena, dieciséis participantes para el
taller. Mi corazón se llenó de emoción y
comenzamos nuestro número. Compartí
primero mi background, que a pesar de ser originalmente de Xalapa, tengo ya
casi veinticinco años fuera del terruño.
Luego, por supuesto, escuché con atención de dónde venía cada uno de los
participantes y su experiencia. Tuve
desde doctores en literatura, sociólogas, traductoras, antropólogos, estudiantes
de literatura, maestras de escuela primaria, soneros, teatreros hasta poetas de
la tercera edad. Un grupo diverso en
edad, género y disciplinas pero todos con un interés genuino que mostraron
durante las intensas seis horas de taller.
Compartí con ellos videos de poetas que han causado una gran impresión
en mí, como Louis Reyes Rivera. Les
mostré los ritmos que he creado en mi poesía y por supuesto me vieron en
acción. El turno llegó para ellos,
primero con una selección de mis poemas que estudiamos e hicieron, primero, una
lectura dramatizada, luego un performance.
Para finalizar el primer día, también escribieron, algunos, poesía,
otros, prosa poética y, otros más, cuento.
Cerramos con un primer borrador y para el segundo día, ya estaban listas
las versiones finales de sus textos.
Con versiones finales de sus poemas o cuentos comenzamos el segundo día. Leyeron en parejas, explicaron sus ideas y
nos lazamos al rodeo. Cada uno de los
participantes en un círculo compacto, lleno de tensión dramática, donde las
emociones fluían entre cada uno de ellos, comenzó su performance. El corazón no me dejaba de latir por lo que
estaba experimentando. Cuál fue mi
sorpresa cuando el primer participante tomó su silla, le dio la vuelta y de
espalda a nosotros comenzó su performance, fuerte, doloroso, en momentos, y
lleno de tensión. Luego otro y otra y
cada uno de ellos puso el corazón en el escenario sorprendiéndonos gratamente. Acabamos con un gran aplauso y energía
hirviendo en la atmósfera.
Una bella sorpresa que me llevé fue cuando una de las participantes,
Silvia Santos, hizo una interpretación espontanea de uno de mis poemas, “Ante
el río / Before the River” incluido en
mi libro Conjuro. Silvia Santos es una artista con toda la
extensión de la palabra, formada en teatro y ahora dedicada en cuerpo y alma al
son jarocho. Me he atrevido a pedirle
que grabara su interpretación de mi poema para el deleite de todos. Ojalá lo disfruten tanto como yo. Pueden hacer click
aquí para ver a Silvia Santos interpretar su versión de “Ante el río”,
grabada por su hija, Sofía López Santos.
Silvia Santos |
Silvia Santos estudia en Xalapa, Veracruz, la
carrera de Licenciado en Teatro de la Universidad Veracruzana. Durante
varios años se dedica a la promoción y difusión de Son Jarocho con el
grupo Híkuri. Silvia ha desarrollado una
técnica de voz para cantar son jarocho. Ha participado en giras por los Estados
Unidos a través de la Universidad de Santa Barbara (UCSB). Escribe
canciones, en las cuales está presente el sentido poético, partiendo de
la idea de la poesía que cuenta, que está hecha
para ser hablada y cantada. Está preparando 2 CD de música, uno titulado
“Acompañando el nacimiento”, el segundo,
“Canciones para sanar”.
Los textos: poemas, prosa poética y cuentos
A continuación comparto algunos de los poemas, prosas poéticas y cuentos
que fueron escritos durante el taller, Leyendo poesía en voz alta. Con mucha emoción reitero que aquí en los
Estados Unidos, en México, en El Salvador o en cualquier parte del mundo, los
jóvenes están llenos de las mismas interrogantes, claro que con sus propios
matices. Sin embargo todo queremos saber
cómo escribir un poema, todos queremos saber cómo hacerlo más llamativo, cómo
acabar un cuento o cómo hablar de la injusticia que nos rodea en un texto. A veces tenemos la fortuna de toparnos con un
libro que nos muestra cómo hacerlo, otras veces son los espacios que se crean en
un centro cultural como El Ágora, los que nos dejan una impresión que nos puede
durar toda la vida. Gracias a todos los
participantes del taller, Leyendo poesía
en voz alta, y en especial a quienes mandaron sus textos para compartirlos
con los lectores de La Bloga.
PIEL DE TIGRE
Por José Luis García Guzmán
Piedra gris, sol
y sombra,
árboles,
claridad y sombra,piel de tigre aplanada
en la roca oscura que pisamos.
La calle quieta,
caminamos.
La brisa calmada
y temblamos.Las hojas cayendo
en la roca oscura por el sol seca.
Piel blanca,
piel de tigre,
naranja y labios
rojos,amarillo intenso los ojos
y la piel suave, de Kitnia salvaje.
Vida antigua que
ignoramos,
pisadas
silenciosas crujen las hojas,pocos autos que pasan veloces
sin borrar las palabras en el aire.
Del día, de las
horas anteriores.
De familia y
césped cortado.Del clima, de nuestros fracasados amores.
De recuerdos y del porvenir.
La compañía de Illiatzin
que no me consuela el abandono
de una piel por meses más oscura,
oscura la piedra que al pasar se oculta.
La soledad que
traspasa nuestra mente
la traduce en
monosílabos, en una que otra caricia
y en otro que un abrazo.
Doblamos la
primer esquina,
cruzamos la
avenida corriendoesquivando trotando a lo salvaje,
verde nos detiene ante el final que no anhelamos.
Rojo círculo y
volvemos a cruzar
piedra gris que
no es piel de tigre.En la segunda esquina nos despedimos
y apenas un adiós de piel suave.
Santos
inocentes
Por Silvia
SantosEs una falacia
hacer -por normalidad-
lo que todos hacen al mismo tiempo.
Es una falacia
posar para la foto
compartiendo la alegría,
brindando la caridad.
Es una falacia
la tranquilidad
con tanta leyenda urbana.
Es realmente una falacia
creer que tu protección
la asegura
una puerta con llave,
la alarma del automóvil,
la reja, ja ja ja.
T o d o
s e m u e v e
d u r a n t e
t o d o
el t i e m p o.
También, sin que lo sintamos,
vamos muriendo lentamente;
sin que lo sepamos,
las neuronas se van,
las ideas se recalcitran
o se mueren en nosotros.
Es una falacia
lo seguro.
Es una falacia
la c i v i l i z a c i ó n.
Laberinto
Por María Fernanda
Morales Torres
Las Nubes tenían la misión común de clasificar a los
humanos, desde arriba los analizaban e interpretaban sus movimientos. Cierta
mañana de verano, nube comentó bastante desconcertada a nube, lo que durante su
tarea había observado:
Hay quien camina sin rumbo por las calles grises, como
si tuvieran los ojos vendados de tristeza, sólo pensando en el futuro incierto
y suspirando, por el pasado borroso después
tantas lágrimas. –Cierto, yo también he visto esa mirada, contestó nube.
También encontré muchos seres escuálidos, daban la
impresión que la felicidad nos les parece posible, preferían la comodidad
dentro de las cuatro paredes; no se notaban tristes pero sus ojos ya ni
brillaban al ver el sol de cada mañana -¡Qué extraño!, respondió nube – Cada
vez que yo siento el calor del sol en mi cuerpecito, me dan unas tremendas
ganas de bailar.
Ambas compañeras dieran un suspiro largo, después dieron
un vistazo afuera del laberinto gris y pudieron observar un pequeño ser,
corriendo como si su alma se hubiera salido por su boca e hiciera un
desesperado esfuerzo de alcanzarla, al ver lo ocurrido, se dijeron al mismo
tiempo: ¡Nube, nube, mira! Aquel ser tuvo el valor de salir de las cuatro
paredes y correr a través del laberinto gris. Nube, un tanto extrañada, le
preguntó ilusamente a su compañera:
-Dime nube, ¿Qué hay allá fuera que los demás humanos
no quieren salir?, a lo que su compañera respondió – No lo sé nube, tal vez
están sus sueños olvidados.
La prisa de nombrarte
Quiero congelarme en tus ojos,
Oler tu silueta,Embriagarme de tus pasos
Y callar en tu aliento.
Quiero buscar; buscarte
En los hilos de mi voz,En tus palabras,
Y que estas últimas,
Temblorosas y trémulas,
Desplomarlas hasta sentir
Un latido.
Quiero navegar en tu cuerpo,
Desdoblar cada rincón de tus ojos-el infinito crece;
Quiero asfixiarme con el olor
De tu tierra fecundada;
Hundirme en ti;
Ser el sonido de tu silueta
Que crea reflejos;
Y sin que tú lo sepas,
Me gusta observarte en la gente…
Y de vez en cuando quisiera detenerme,
Solo para escuchar el sonsoneteDe tu sensualidad;
Abrir mis poros, respirarte;
Tocar el volumen
-áspero, cohibido
Que me hace perderme
Y redactar.
¿Acaso habitas en todas las gotas?
Tus puentes finos entre cielo y tierra;¿Acaso mis ojos observan al mundo a través
De los tuyos?
Tus colores repentinos;
¿Acaso mi saliva tiene el sabor de lo que tu
Ya probaste?
Tu fruto, lo caliente.
Sin embargo, cuando respiro
Lo hago por partes; nuestro aireEstá dividido;
¿Por qué no rompemos esa línea divisora?
Déjame llenarte de versos,
De líneas oblicuas
Para que pueda hacerte una misma
Con lo eterno.
Es tu piel llena de ojos
Clavados a lo inmenso;Es lo etéreo de pensarte
Lo que en la noche me vuelve loco
Y de escribir no paro;
Ruedo sobre mi mismo
-me transmuto, no me conformo
Y trato de capturarte en lo que pueda:
La pared, el techo,
La planta, la cama,
El suelo.
De tanto que tengo que hablar
-sonidos de una urbe
Guardo silencio.
Me quedo sin sentidos,
¿Será que en el aire te atrape?Con un deseo que se desborda
-en un dedo me cabe el universo
Toco lo transparente
-atravieso barreras
Y escribo todo lo que cabe en mencionarte
¿Por qué, guardo lo inmedible en el
Rastro de una pluma,
A tientas, en un aire nebuloso?
¡No sé quién eres!
¡No sé quién eres!Y con la prisa de que se me acaba el tiempo
-la vida la he dejado atrás al
sumergirme en tu vientre
titubeo para guardarte
-quiero que te congeles en mis ojos;
y solo puedo decir:
Poesía.
Por Magdalena Flores
ESTRELLA AZUL QUE PALPITAS EN NOCHE OSCURA
SUTIL CANDILEJA SUSPENDIDA COMO AL AZAR,
SAL, -NO TE OCULTES-, MUESTRA LA TITILANTE MAGIA
DE TU ABRIGO INVERNAL.
VEN A JUGAR ENTRE
LOS PINOS DEL BOSQUE,
CORRE A ACOMPASAR LA DANZA
DE LAS CARACOLAS MARINAS,
DEVELA LA BRUMA DE SU SUTIL SORTILEGIO.
ESTRELLA BLANCA DE
LA MAÑANA,CORRE A ACOMPASAR LA DANZA
DE LAS CARACOLAS MARINAS,
DEVELA LA BRUMA DE SU SUTIL SORTILEGIO.
CUSTODIA A TU GEMELA ESTELAR
QUE PARTE RODEADA DE MARIPOSAS
CANTANDO SUAVE MÚSICA AL MAR.
COMO UN CANDIL DE
NIEVE IRISDICENTE
EN TU INFINITO PATIO INTERESTELAR
UNE ENTRE TUS BRILLANTES PARTÍCULAS
LA POESÍA QUE ME HACE VIBRAR.
Magdalena
Flores MarquezEN TU INFINITO PATIO INTERESTELAR
UNE ENTRE TUS BRILLANTES PARTÍCULAS
LA POESÍA QUE ME HACE VIBRAR.
Xalapa, Ver., 12 enero de 2016
Luz de luna
Por Paula
Busseniersconmigo y mi tristeza
que salga como agua que desborda
la tina y moja el tapete
y el piso frío.
que salte como agua que hierve
en la olla de la sopa,
con borbotones que empujan la tapa,
la hacen titiritar,
la hacen bailar,
que sacan la espuma de las papas
y salpican la estufa.
que suena en la noche de temporal,
noche negra,
negrísima,
con agua que chapotea en la orilla y despacio,
muy despacito lame la tierra,
come el borde, moje el camino con sangre después del parto,
con agua de sacrificio que viene en silencio y sube y sube,
como quien no quiere,
espanta las gallinas, tumba el ganado,
lame la sala, la estufa,
sube la escalera,
invade la cama…
Hoy quiero ahogarme en mi pena.
En la casa donde lloran
Por David Córdova Morales
Yo he vivido aquí ya varios años, muchos: uno, dos,
tres, cuatro, cinco, seis, diez… No me pregunten, ya hace tiempo perdí la
cuenta, o a lo mejor la cuenta me perdió a mí, quién sabe. Pero en fin, llevo mucho
tiempo en esta casa, solo, siempre yo solo. La soledad, por cierto, hace juego
con la pintura descascarada y el olor a humedad, el penetrante aroma a humedad
que llena el aire de esporas; en realidad me gusta, es nostálgico y tranquilo,
por eso me gusta, aunque a veces caff, caffff, cafff, a veces me hace enfermar.
El lugar está muy tranquilo, si uno presta atención, incluso puede escucharse
como cae el polvo poco a poco sobre las cosas, es un sonido sutil, apenas
perceptible, relajante, como la caída de una delgada brisa en la ciudad.
Incluso cuando alzo la cara y cierro los ojos, tranquilo, la sensación de las
partículas danzando hasta tocar con mi rostro puede sentirse como aquellas
finísimas gotas de agua. La casa está tan decadente, olvidada y triste como yo.
Si ustedes gustaran pasar, podrían ver las telarañas que adornan como si fueran
las carpetitas que tejía mi madre; sobre la mesa el pan viejo con manchas
verdes y pelitos, que tienen un aspecto desagradable, pero no sabe tan mal
cuando se prueba, eso sí, es muy duro y hay que remojarlo en agua; los cuadros
manchados en las paredes, hay varios, les digo, si quisieran pasar podrían
verlos, verlos un largo rato, a lo mejor ustedes le encuentran forma, yo cuando
los miro veo lo mismo en todos; nada más un par de sombras tomadas de la mano,
un par de sombras que apenas se distinguen en el fondo negro. Puede ser que sólo
me imagine las figuras, de todos modos las pinturas ya están muy viejas,
manchadas de humedad y de tiempo. Podrían ver, además, los muebles de madera
con varias capas de polvo, con las cerámicas rotas sobre ellos, e
impresionantes cantidades de polilla, creo que un día de estos todos los
muebles se vendrán a bajo por quedar huecos. También, también podrían verme a
mí, no sólo escuchar mi voz como ahora, me verían y, en vez de imaginarme,
sabrían como soy en verdad, seguramente, por mi voz, creen que soy una persona
mayor, pero están equivocados, soy relativamente joven, no paso de los treinta,
es mi alma, mi alma es la que se ha ido desgastando por tanto llorar, y como a
través de la voz y los ojos se percibe el estado del alma, por eso sueno así,
tan desgastado, y por eso mismo mis ojos son completamente blancos, pero no se
preocupen, a pesar de eso puedo ver, todo lo que les cuento es real, todo. Si
entraran me verían aquí tirado sobre una silla ¿Si les llega mi voz a través de
la puerta? Bueno, les decía, me verían aquí sentado, sin moverme, igual de
apolillado y a punto de caer como los muebles de madera. Últimamente paso
sentado mucha parte del día, o del tiempo más bien, porque aquí es tan oscuro
siempre, sin nada de luz, que ya ni sé contar los días, a lo mejor el tiempo ya
no corre aquí, a lo mejor se le olvidó este lugar, o le da pereza pasar por
aquí, porque sabe que de cualquier modo nada cambiará. Paso mucho tiempo
sentado, y desde aquí puedo verlo a veces. Les decía que estoy solo, y es
verdad, pero por aquí se pasea otra sombra igual de abandonada que yo.
Corriendo corriendo entra a la habitación donde dormíamos, a la cocina, y a
otros cuartos. Corriendo, corriendo siempre. En ocasiones intento alcanzarlo,
pero cuando llego ya no hay nada, desaparece por más rápido que corra tras de
él. Algunas veces incluso se ha sentado a la mesa, sí, tal cual les digo, veo
la sombra sentada a la mesa, como dispuesto a comer, entonces me acerco
despacito, muy despacito para que no me vea y salga volando como un pajarillo
cuando te acercas, la sombra se queda muy quieta ¡pero es inútil! cuando por
fin me siento para comer con él, ya ha desaparecido. Siempre se va ¡Siempre!
Siempre se va. Nunca, nunca ¡Nunca! puedo alcanzarlo. Por eso estoy aquí solo.
Nada más recordando, y hasta eso, a medias, ya no puedo ver ni su cara, ni
escuchar como hablaba ¡Nada! Únicamente me acuerdo que era él y que lo quería,
porque ya ni lo quiero ¿Cómo voy a quererlo si ni lo veo, ni me habla, ni sé
como era? ¿Cómo voy a quererlo después de tanto tiempo? No, no puedo quererlo,
pero tampoco me puedo ir de aquí, porque también el me recuerda, igual que yo,
a medias, casi nada, se acuerda que era yo, nada más. No puedo irme, porque
también él me anda buscando aquí adentro, corriendo y gritando. Si entran, de
seguro lo escucharían llorar escondido en algún rincón de la casa, a lo mejor
hasta lo pueden ver y les cuenta lo mismo que yo, nada más no se vayan a
confundir, porque de seguro yo me veo igualito a él: sin forma, todo negro y
huesudo, una silueta de ojos blancos. Y como yo también me pongo a llorar en
los rincones… Pueden entrar, si quieren, y escucharnos llorar, gritar,
arrastrarnos en el suelo y vernos corriendo o sentados por ahí. Pueden entrar,
pero tengan cuidado con las arañas y las ratas. Si pasan, nada más les pido un
favor, rompan todo: fotos, cuadros, álbumes, todo, por favor. Rompan lo que se
encuentren, o quemen la casa, a lo mejor cuando ya no quede nada conseguimos
olvidarnos. A lo mejor así podemos irnos por fin.
Bueno, yo los dejo, voy a ir a
caminar por la casa, puede ser que hoy me lo encuentre. Ah, y si un día
empiezan a vernos u oírnos en su casa, si escuchan pasos en la noche, o voces,
o llantos, o ven sombras corriendo, tengan cuidado, porque puede pasarles lo
mismo que a nosotros, puede que pronto se les acabe el amor, y si se quedan en
ese lugar podrían terminar así: penando, llorando, con el alma vacía.
Caer la lluvia como los alfileres
Por Daniel Jiménez
El primer paso en mis ojos sin una sola lámpara,
miramos todo como en una vitrina, siempre detrás de nuestro reflejo ¿todavía
incendiarían el aire los olores de esos alcoholes ahí olvidados? Fogata
abandonada, fallido intento de mimetizarse con las transparencias, esto es la
mudez, ceniza que tilda palabras hechas de ruinas, esta asfixia es uno de
nuestros renglones, tan firme ahora, todos sus ayeres son golpes que la
derrumban, nos habita el estruendo de sus ventanas reventándose, somos el paisaje
desenfocado que devuelven unos pedazos de vidrio, al levantarlos y apretarlos se
ramifica ardiendo la sangre, viene siguiendo unos latidos que hablan a solas,
su monólogo es el palpitar de un sol bajo mi piel, lo circundan planetas
demasiado lejanos como para que unas letras que giran tan lento los alcancen,
flechas extraviadas persiguiendo al polvo, caminamos en la misma dirección que esos
monumentos aún no sepultados por la arena. Amargura salada de boca que se abre
para quedarse callada, no piensan en nada los aires que jadeas, la voz y las
palabras llegan por caminos tan distintos, perdidos entre marañas de espejos,
yo, un punto cada vez más diminuto en los retrovisores, carreteras en blanco
como líneas de una novela recorrida por los dedos de un ciego, así está escrito
el silencio en braille ¿no es la textura del papel la misma que la de un resplandor
extranjero? Observa, todos estos mundos hacia los que avanzamos sólo son
siluetas dibujadas en una ventana empañada, la vida, ese péndulo, es la mano
que las borra.
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