La aclamada novela de Graciela Limón "Los recuerdos de Ana Calderón" ha sido publicada en español por la editorial Arte Público de Houston y en ella destaca el choque cultural que experimentan las familias inmigrantes al cruzar a EEUU.
Limón relata la vida de una mujer defraudada y abusada hasta el extremo por su familia que se aferra a las promesas de un futuro mejor mediante la educación y el trabajo. La vida, sin embargo, le ofrece lecciones contradictorias que la desvían de sus aspiraciones y la hacen cuestionar la influencia de su crianza.
La historia recorre desde los años veinte hasta los setenta, ofreciéndole al lector una impresión de los cambios sociales, especialmente para la mujer, que se experimentaron en esos años decisivos.
La traducción al español, a cargo de Nuria Brufau Alvira, es impecable. El texto preserva el ritmo acelerado y las cadencias desgarradoras del original, de modo que a menudo nos olvidamos que se trata de una traducción.
Ana Calderón pasa su niñez en medio de la pobreza en un pueblito de pescadores del sur de México. Su niñez es alegre y ligera, a pesar de la miseria que le rodea. Sin embargo, todo cambia radicalmente tras la muerte de su madre, cuando Rodolfo, su padre, decide llevarse a sus ocho hijos al norte para trabajar en la industria tomatera.
La hermana de su difunta madre le advierte a Rodolfo que está a punto de cometer un grave error al dejar atrás sus raíces, incluso a sus muertos. Pero el patriarca emprende camino hacia Sonora en busca de mejor sustento. Allí encuentran un rancho donde les pagarán cinco centavos por cada balde de tomates que recojan "siempre y cuando no estén ni golpeados ni dañados".
La hermana de su difunta madre le advierte a Rodolfo que está a punto de cometer un grave error al dejar atrás sus raíces, incluso a sus muertos. Pero el patriarca emprende camino hacia Sonora en busca de mejor sustento. Allí encuentran un rancho donde les pagarán cinco centavos por cada balde de tomates que recojan "siempre y cuando no estén ni golpeados ni dañados".
No tarda mucho Rodolfo, sin embargo, en darse cuenta de que los están explotando y al ver las precarias condiciones de vida, decide cruzar la frontera hasta Nogales. Esa estadía también es breve, hasta que la familia termina instalándose en el este de Los Angeles donde los chicos se enfrentan además a los retos de una cultura diferente.
La novela describe en detalle las condiciones deplorables de los inmigrantes mexicanos y el costo emocional de los trabajos agrícolas e industriales a los que tienen acceso. A pesar de esforzarse en la escuela y contar con el apoyo de sus maestros, Ana no logra convencer a su padre de la importancia de la educación. Por eso abandona la escuela y se va a trabajar en una maquiladora para ganarse el sustento y ayudar a mantener a la familia.
Ana pasa por incontables desgracias y humillaciones, pero eventualmente alcanza el éxito, lo cual la llena de joyas y lujos, pero no llena los vacíos de su existencia.
La trama siempre cambiante toma un giro trágico de corte clásico hacia el final haciendo que Ana reflexione sobre la trayectoria de su vida y la fuerza del destino.
(LOS RECUERDOS DE ANA CALDERÓN. Graciela Limón. Arte Público. 247 páginas).
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