Entrevista a Irizelma Robles por Xánath Caraza
Irizelma Robles por ADÁL, 2014
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Xánath Caraza (XC): ¿Quién es Irizelma Robles?
Irizelma Robles (IR): Me defino como madre y poeta o como poeta y madre,
ambas cosas son mi prioridad. Siento amor puro por el arte y por el arte hecho
vida en mi hija. Para darte un ejemplo de esta unión, mi hija ya tenía nombre
antes de ser concebida. Su nombre salió de una serie de poemas en donde
agrupaba todos los nombres de las mujeres poderosas de mi familia bajo el
nombre de Salomé. Cuando la tuve en mi vientre fue tan fácil ponerle nombre, la
poesía ya me lo había dictado.
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XC: ¿Quién o quiénes te introducen a la lectura?
IR: Mi proceso de lectura fue lento y llegó a mi vida a
los quince años con un libro de Neruda titulado Estravagario. Sí, Hamlet
pudo conmigo, Shakespeare me ganó por lo difícil, por el reto, pero esa era una
lectura obligatoria de escuela superior. Neruda fue mi primera lectura por
placer. Después de Estravagario leí todo lo que encontré del poeta
chileno y luego en la Universidad de Puerto Rico, en el recinto de Río Piedras,
puedo decir que llegó finalmente mi primera formación y vocación de lectora. Le
debo el gusto por la lectura a mis profesores universitarios. Y es que crecí en
una casa de comerciantes, no había biblioteca, no cabía en sus mentes que yo
fuera poeta y lo fui desde muy temprana edad. Cuando me preguntaban por mis
pasatiempos favoritos yo respondía “escribir”. Leer, que es el acto que precede
y sigue a la escritura, tuvo que esperarme hasta la adolescencia.
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XC: ¿Cómo comienza el quehacer literario para Irizelma
Robles?
IR: Yo nací y me crié en el pueblo de Toa Baja en Puerto
Rico. Vivíamos en la segunda planta de una casa de dos pisos. Recuerdo
vivamente cómo se alteraba todo en la casa cuando se metía el río al pueblo. Mi
abuela salía al balcón y todos la seguíamos. Fue ese pueblo de origen la inspiración
de muchos de los poemas de mi primer libro. Allí escribí para mi abuela el
poema “Una rosa roja, una rosa blanca”. Yo empiezo a escribir de niña, uno mi
proceso de escritura a mis primeros años en la escuela.
Pero mis publicaciones
vinieron con los años, muchos años después. Estudié en la Universidad Nacional
Autónoma de México por siete años, allí hice mi maestría y mi doctorado en
Estudios Mesoamericanos. La tesis doctoral me absorbió completamente, sin
embargo, esto no impedía que de vez en cuando me escapara de mis deberes como
estudiante para escribir poesía. Y fueron siete años de una escritura
fragmentaria, sin concepto de libro, por decirlo de alguna manera. No fue hasta
que llegué a Puerto Rico en 2002 que decidí reunir esos poemas en un libro,
agrupé los poemas en secciones y traté de darles cohesión temática. El
resultado fue la publicación de mi primer libro, De pez ida, en el año
2003.¡Yo sólo sé que cuando recibí las galeras y la portada del libro casi
muero! En la portada, diseñada por la artista Migdalia Umpierre, había un pez
cayendo en una taza de café y me maravilló cómo mi amiga y artista había
captado tan profundamente las imágenes poéticas de ese libro. Luego vinieron
otros libros mejor formados, forjados conceptualmente, con una imagen primaria
en torno a la cual giraban todos los poemas: Isla Mujeres en 2009, Agave
azul en 2015, Alumbre en 2016 y El libro de los conjuros,
inédito.
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XC: ¿Tienes poemas favoritos de otros autores?
¿Pudieras compartir algunas estrofas y compartir un poco de tu
reflexión/atracción hacia esas?
IR: De todas las preguntas esta es la más difícil que me
has hecho hasta ahora porque exige escoger entre tantos autores leídos en
diferentes etapas de la vida. Sin embargo, es fácil de contestar si me dejo
llevar por mi corazón, por las intuiciones de mi corazón. La poeta
puertorriqueña Ángela María Dávila y sus libros Homenaje al ombligo, que
escribió junto a otro poeta mayor de nuestras letras, el poeta José María Lima,
su segundo libro Animal fiero y tierno y su obra póstuma La Querencia.
Joserramón “Ché” Meléndes con su Casa de la Forma. Áurea María Sotomayor
con su Gula de la tinta. Estos son en gran medida los nombres que me
vienen de Puerto Rico. De México, la vasta obra de Enriqueta Ochoa, Elva Macías
con su libro iniciático Los pasos del que viene y José Carlos Becerra, un
poeta que murió muy joven cuya poesía fue recopilada en El otoño recorre las
islas. “La Venta”, es un poema suyo que me interesó mucho siempre por su
temática atada a las ruinas olmecas. Y es que para mí el México antiguo es de
suma importancia no sólo porque es lo que estudié, sino también por el peso que
tiene esa riqueza prehispánica en mi poesía posterior a mi primer libro, una
poesía que han descrito como mítica (cosa que no está errada), y que se ve
claramente en mis dos libros dedicados al México indígena que son Isla
Mujeres y Agave azul que hace honor a la ascendencia huaxteca de mi
hija Salomé. Pero de todos estos autores
que he mencionado debo destacar la importancia en mi obra de Ángela María
Dávila, y su poesía de lo pequeño y lo cotidiano, de lo grande y universal. Su
poesía, aunque nunca he sido capaz de copiarla, ni ha pasado por mi mente hacer
eso, y aunque mi poesía se distancia de la de ella en muchos sentidos, es clave
para entender mi amor por la poesía y por el intento casi cotidiano de
establecer mi propia poética. Quiero citar de ella un poema de Animal fiero
y tierno que no es el más famoso, como lo es “¿Será la rosa?”, pero es un
poema de una ternura infinita, un poema dedicado a su hijo que dice:
Lagartito,
lagartito
tibio y húmedo
por ahí
viene tu madre
con un
cristal en la mano
para
alumbrarte la sangre,
manantialitos
doblados
en las
gavetas del aire
para sembrarte
de ríos
los aromas
y las calles,
hace tiempo
viene andando
en silencio
y sin pararse
por los
caminos más verdes
y más
viejos de la tarde,
lagartito,
mi
campanada espumosa y resonante.
Será por esto que en el poema “Pez de orilla” de mi
libro Isla Mujeres llamo a mi hija: “pequeñita voz traslúcida, ojitos
salados, camaroncito tenue.” Los diminutivos se los debo a ella. Mi poética
también.
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XC: ¿Cómo es un día de creación literaria para
Irizelma Robles?
IR: Escribo delante de la computadora, siempre,
invariablemente, no hago apuntes de los poemas, ni tengo una libreta al lado de
la cama por si sueño un verso. Yo creo que si lo sueño debo ser capaz de
trabajarlo con esmero en mi estado de vigilia, así rompo con la idea de la
inspiración. Y escribo por periodos que se distancian entre sí por tres y
cuatro años como se ve en la lista de las fechas de publicación de mis libros.
Escribo en ciclos de tres a cuatro años y el resto del tiempo leo esperando que
la poesía regrese, porque siempre regresa y no es que niegue del todo la
inspiración, pero es que lo que me inspira es la palabra misma, conseguir algo
con la palabra misma. Sobre los ciclos cabe aclarar que aunque del primer libro
al segundo pasó un lapso de siete años, ya yo había escrito Isla Mujeres
tres años antes de su publicación. Lo mismo pasó con Agave azul, cuya
escritura empezó en 2012, según recuerdo, aunque fue publicado en 2015. Alumbre
se publicará en 2016, pero lo escribí hace tres años, aproximadamente. Entonces,
para mí un día de creación literaria se convierte en años de pulir y editar y
corregir los poemarios.
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XC: ¿Cuándo sabes que un texto/poema está listo para
ser leído? ¿Cómo has madurado como escritora/ poeta?
IR: Pues hay momentos en los que me tardo años con un
poema o serie de poemas, como mencioné en la pregunta anterior, y en otros
casos puedo escribir una serie de 12 y 13 poemas en un día y dos días más para
revisarlos. Cuando eso pasa es increíble, uno siente que flota, que algo se ha
reorganizado dentro de uno, como cuando escribí mi poemario inédito El libro
de los conjuros. El libro salió en una semana, ¡noventa poemas en una
semana! Pero esa no es la norma. Soy muy crítica de mi trabajo y siento que a
medida que pasa el tiempo, ya tengo 43 años y cuatro libros publicados, me
pongo más mandona sobre mis poemas, los controlo más, gusto del verso breve y
la intensidad de la imagen poética en un poema corto, me he puesto así, por
gracia o desgracia de mi poesía. Te puedo dar un ejemplo. Con mi libro Alumbre
todo fluía menos un poema de cinco versos repartidos en tres estrofas,
imagínate lo pequeño que es… pues llevo tres años batallando con ese poema sin
poder resolverlo. La solución fue darle el libro a un gran poeta
puertorriqueño, maestro y amigo, Servando Echeandía, para que hiciera una
crítica del libro. Él me explicó que, a veces, si un verso vale la pena, vale la
pena también publicar el poema completo. Resuelto. Ese poema de cinco versos se incluirá en Alumbre
como está y siempre lo voy a mirar con recelo, sabiendo que algo le falta, un
no sé qué inconcluso, inexplicable.
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XC: ¿Pudieras compartir tus actividades como poeta?
IR: Pues no me detengo, a cada invitación para leer poesía
o hacer performance digo inmediatamente que sí. Lo siento como un deber, un
deber que es un placer inmenso. Recuerdo la última lectura en la avenida
Fernández Juncos en Santurce, se trata de un proyecto del Museo de Arte
Contemporáneo (MAC) de Puerto Rico en el que unen a 20 poetas en la parada 20
de Santurce y leemos poesía en la acera, casi en la calle. Es una actividad muy
bonita porque el MAC se encarga de que el arte salga de las paredes del museo
para adentrarse en el imaginario del transeúnte, del pueblo, del país. También
recuerdo con mucho cariño el performance que hice junto a la artista y
escultora Elizabeth Magaly Robles y mi editor y gran amigo Eugenio Ballou.
Juntos hicieron un libro callejero, imprimían con stencils fragmentos de poemas
mientras yo leía en voz alta, caminando junto a la vocalista Ivette Román, mis
poemas a la calle, mi homenaje en verso a la ciudad. Además, con Migdalia
Umpierre hice un performance inolvidable en el que sumábamos poesía a imágenes
visuales de su autoría para llegar de forma interdisciplinaria al público. Para
mí el arte de la palabra, la poesía leída, no la escrita, es arte efímero. Todo
acto de lectura de poesía es un acto performativo porque leer poesía es hacer
que las palabras vivan fuera del papel por breves momentos, su eficacia radica
en su breve existencia.
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XC: ¿Cuál piensas que es tu papel como mujer y poeta?
¿Crees que hay alguna responsabilidad?
IR: No creo que la mujer tenga más o menos responsabilidad
que el hombre con la palabra escrita. Se es poeta o no, seas hombre o mujer. El
género no le importa a la poesía escrita con mayúsculas, a la Poesía le
importa, si fuera un ente, si estuviera de pie frente a mí, que yo la articule,
que yo haga algo por hacerla aparecer ante mis propios ojos y luego ante los
ojos del lector. Pensar que como mujer poeta tengo más responsabilidad que el
hombre de hacernos un espacio de valía en el ámbito literario sería caer en un
error que no admite que ya hemos logrado y ganado ese espacio. Eso no significa
que no reconozco la labor ardua de las trabajadoras de la palabra que me
antecedieron y a quienes debo la libertad artística de la que hablo, ellas
dieron la pelea por mí.
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XC: ¿En qué proyecto o proyectos literarios estás
trabajando ahora?
IR: Pues ahora estoy trabajando de lleno con la lectura de
poetas españoles claves para mi literatura: Leopoldo María Panero, Antonio
Gamoneda y Olvido García-Valdés. Estoy terminando la antología de poemas y
portraits que he hecho junto al artista y fotógrafo Adál Maldonado titulado Cuerpo
del poema. En este proyecto Adál ha retratado a los poetas más importantes
de la década de los setenta así como a mis coetáneos y contemporáneos. Por otro
lado, espero las galeras de Alumbre y afino detalles de mi poemario
inédito El libro de los conjuros. También trabajo mi segunda tesis
doctoral que esta vez hago en la Universidad de Puerto Rico en el programa graduado
de Estudios Hispánicos. Esta tesis busca intercalar poética y etnografía.
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XC: ¿Qué consejos tiene Irizelma Robles para otros
poetas que comienzan?
IR: Los mismos consejos que Rilke le dio a su joven poeta
y que yo sigo al pie de la letra, que no escriban primero los poemas de amor,
que dejen la ironía de lado, que escriban de la Naturaleza, la exterior y la
interior. La naturaleza humana debe ser el primer camino o la primera pregunta
de un joven poeta.
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XC: ¿Hay algo más que quisieras compartir?
IR: ¡Sí! Claro está, quiero compartir ese poema
problemático del que les hablé de mi libro Alumbre. A cambio me gustaría
que los lectores de esta entrevista escribieran su propia versión del poema en
la sección de comentarios. Nada sería más enriquecedor para mí. Aquí les dejo
el poema y mi abrazo.
los
amantes han dejado el árbol
para
caminar por la sabana
¿el amor,
la muerte, el fuego?
el amor
incandescente
de dos
cuerpos que rondan la tierra
Links:
Irizelma Robles Álvarez (Puerto Rico) es
poeta y ensayista. Obtuvo un doctorado en la Universidad Nacional Autónoma de
México en 2002. Actualmente, estudia en el programa graduado de Estudios
Hispánicos en la Universidad de Puerto Rico. Ha publicado los poemarios De pez ida (Isla Negra, 2003 y una nueva
edición de Atarraya Cartonera, 2015), Isla
Mujeres (Fragmento Imán, 2008), Agave
azul (Folium, 2015) y el libro de antropología La marejada de los muertos: tradición oral de los pescadores de la
costa norte de Puerto Rico (CIS-UPR, 2009). Su obra poética aparece
antologada En la barca lusitana (Portugal,
2012), Mujeres como islas: antología de
poetas cubanas, dominicanas y puertorriqueñas (La Habana, 2011), Red de voces: poesía contemporáena
puertorriqueña (La Habana, 2011), Hostos
Review: Open Mic/Micrófono abierto. Nuevas Literaturas puerto-neorriqueñas/New
Puerto-Nuyorrican Literatures (N.Y., 2005), Pescadores en América Latina y el Caribe: espacio, población,
producción y política (México, 2011). Ha participado en diversos recitales,
festivales de poesía y congresos de antropología en Puerto Rico, México, Nueva
York, Chicago y República Dominicana.
Pie de fotos:
1. Portada de la primera edición de De pez ida
(Isla Negra, 2003)
2. Nueva edición cartonera de De pez ida
(Atarraya Cartonera, 2014)
3. Portada del poemario Isla Mujeres (Fragmento
Imán, 2009)
4. Portada del poemario Agave azul (Folium,
2015)
5-11. Calado, collage y diujo de Frances Gallardo
Varela para ilustrar Agave azul de Irizelma Robles.
12. Presentación de Agave azul en el Museo de
Arte Contemporáneo (MAC) de Puerto Rico.
13. Presentación del libro Cuerpo nuestro de la
poeta puertorriqueña Áurea María Sotomayor en la librería AC en Santurce.
14. Presentación del libro Samsara de la poeta
puertorriqueña Sheila Candelario en la librería La Tertulia en Río Piedras.
15. Presentación de la edición cartonera de De pez
ida en la librería AC.
16. Escogiendo mis libros junto a mi editora de
Atarraya Cartonera, Nicole Cecilia Delgado.
17. Acaso el lenguaje: lectura de poesía junto al
poeta puertorriqueño Noel Luna.
18. Junto a Sheila
Candelario en la apertura del Festival Internacional de Poesía de Managua,
Nicaragua.
19. Leyendo poesía en 20 poetas en la 20, un proyecto
del MAC en Santurce.
20. Cartel de 20 poetas en la 20.
21. Público asistente a 20 poetas en la 20.
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Leaving the forest
The lovers walk the prairie
the fiery love of death
ardent love
two spirits nourishing the earth
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